miércoles, 2 de febrero de 2011

Delirio y Delirium

No son pocas las veces que aparecen los términos “delirio” y “delirium” utilizados como sinónimos en la literatura médica, cuando en realidad no lo son.

Es aun peor encontrarte en varios diccionarios de terminología médica que cuando buscas delirium te indica su procedencia latina y lo equipara a delirio (Deliriun: lat. Delirio). Si “buceas” por las principales clasificaciones empleadas en psiquiatría (DSM y CIE), por lo menos cuando no tienes suficiente experiencia, tampoco te aclaran perfectamente la diferencia de ambos términos.

Delirio, etimológicamente viene del griego, y significa “salirse del surco”. El delirio es un síntoma psicopatológico que se define por una “interpretación errónea de la realidad irreductible a la argumentación”, es decir, una alteración del juicio. Por tanto compete al psiquiatra su estudio y tratamiento.

Delirium, por el contrario, tiene procedencia latina, y es una alteración del nivel de conciencia, consecuencia de entidades orgánicas que repercuten a nivel cerebral. O dicho de otra forma, un “trastorno de la conciencia donde el paciente tiene actividad sobreañadida de carácter alucinatorio”. Suele estar causado por trastornos neurológicos, por lo que es competencia del neurólogo (aunque en ocasiones también participe el psiquiatra).