sábado, 5 de febrero de 2011

¿Por qué bostezamos?

La pared de los alveolos está bañada por una finísima capa de líquido, principalmente agua. Para que el aire atraviese la pared del alveolo, previamente, debe superar la tensión superficial del líquido. Recordemos que la tensión superficial es la fuerza de atracción entre las distintas moléculas de un mismo medio que tiende a mantener todas las partículas juntas. Esto es especialmente importante en la superficie del medio que está en contacto con otro.

Para disminuir la tensión superficial está lo que conocemos como surfactante, que no es más que un conjunto de lípidos. El mayoritario es el DPPC (dipalmitoil-fosfatidil-colina), tiene una pequeña región hidrofílica y el resto es hidrofóbico. Estas moléculas se colocan estratégicamente entre las moléculas de agua, rompiendo la fuerza de cohesión entre ellas.

Es sintetizado por los neumocitos de tipo 2, y precisa ser renovado cada poco tiempo. El principal estímulo para su producción y, por tanto, la renovación es la distensión del alveolo. Cuando la respiración es tranquila, por ejemplo, cuando estamos aburridos, la producción del surfactante está muy reducida, y  casi no se renueva. Es por ello que, aun sin darnos cuenta se nos puede escapar un suspiro o un bostezo, lo que sirve como mecanismo de dilatación alveolar y consecuente estímulo para producir más surfactante y renovarlo.