miércoles, 30 de noviembre de 2011

EL CÁNCER DE MAMA

El cáncer de mama es la neoplasia letal más frecuente  en la mujer. La asociación americana contra el cáncer  ha estimado que  el cáncer de mama supondrá el 29% de todas las nuevas neoplasias malignas y el 16% de las muertes debidas al cáncer en la mujer. Su incidencia anual aumenta con la edad estimándose en EEUU de 5 casos por 100.000 habitantes a los 25 años y aumentando a 150 por 100.000 habitantes a los 50 años y a más de 200 casos por 100.000 habitantes a los 75 años.

En el hombre su incidencia se estima en torno a 2.5 por 100.000 habitantes. De todos los cánceres de mama, menos del 1% ocurren en varones.  España,  al igual que  los países del Sur de Europa, es un país de incidencia media.

Según el Dr. Martín Jiménez, Jefe de la Sección de la Unidad de Cáncer mama del Servicio  Oncología Médica del Hospital Universitario  San Carlos de Madrid, en España se diagnostican al año entre 15.000 y 18.000  nuevos casos de cáncer de mama. La causa que los origina, en su mayoría es desconocida.  Se estima que, en nuestro país, una de cada diez mujeres sufrirá un cáncer de mama y cada año se diagnostican 16.000 nuevos casos, mientras que en el mundo ya hay 1.000.000 de casos anuales.

Una enfermedad que ya es el tumor más frecuente entre las mujeres, siendo además la primera causa de mortalidad por cáncer entre este colectivo en España.

Se estima que el cáncer de  mama es la principal causa de muerte entre mujeres de 35 y 55 años de edad en países desarrollados.

Las mamografías rutinarias son en la actualidad la mejor estrategia para mejorar el pronóstico del cáncer de mama ya que, al permitir un diagnóstico más precoz, reducen en un 25%-30% la mortalidad por esta enfermedad y no sólo en mujeres de más de 50 años sino, probablemente, también en mujeres de 40 a 50 años.

El 80% de los tumores de mama son carcinomas ductales inflitrantes. El 20 % restante lo constituyen diversos  tumores (lobulillar, medular, mucinoso o coloide, papilar  y tubular). La presentación bilateral   ocurre entre el 1-2 % de las neoplasias.

El cáncer de mama  metastatiza con mucha frecuencia.

El enfoque terapéutico  en el cáncer de mama es multidisciplinario utilizándose  combinaciones de cirugía (mastectomía radical modificada (mastectomía con vaciamiento ganglionar y con preservación del músculo pectoral),  tumorecomía o cuandrantectomía), quimioterapia y hormonoterapia.

El hecho de  que más de la mitad de las pacientes con cáncer de mama aparentemente localizado mueran con enfermedad a distancia constituye la base racional  para la indicación de  tratamiento sistémico adyuvante.  Se sabe en la actualidad que  proporciona beneficios significativos en cuanto a supervivencia libre de recidiva en la mayoría de las pacientes y un aumento  de la supervivencia global en otras muchas enfermas.

Dentro de la terapia hormonal el más utilizado ha sido el tamoxifeno. Actualmente el raloxifeno.

Entre los principales agentes etiológicos implicados en el cáncer de mama cabe destacar las mutaciones genéticas, las radiaciones, la dieta,  y factores hormonales.

Así, el cáncer de mama se  produce por mutaciones en uno ó más genes críticos. Se han implicado en el cáncer de mama  dos genes situados en el cromosoma 17. El más importante es el BRCA-1  (ubicado en  17 q 21) y el otro gen, el gen p53 en el cromosoma 17 p13.  Otros genes implicados son los BRCA 2 en el cromosoma 13 y un cuarto gen que se ha asociado únicamente al cáncer de mama masculino es el del receptor androgénico localizado en el cromosoma Y

La exposición a radiaciones es uno de los factores etiológicos mejor establecido. Se ha propuesto también una posible causa viral que no ha sido demostrada en humanos,

Dieta: Un alto contenido en grasas y azúcares se correlacionan fuertemente y de forma independiente con  la incidencia del cáncer de mama. (así el riesgo de padecer cáncer de mama en  mujeres de países desarrollados  es 6 veces superior  frente a  mujeres de países asiáticos o países subdesarrollados. Mientras que el riesgo de esta patología aumenta de modo progresivo con la edad, en países con dietas bajas en grasas dicho riesgo se estabiliza o disminuye en mujeres de mayor edad. No hay datos sin embargo en humanos  que demuestren que al cambiar  una dieta alta en grasas por otra baja en grasas, en el transcurso de la vida, reduzca el riesgo de cáncer de mama (si se modifica el riesgo si la población se traslada de un país de bajo riesgo a otro de elevado riesgo y adopta los hábitos dietéticos del nuevo país).

Hormonas: A pesar de que existe evidencia sobre la implicación  hormonal en la etiología del cáncer de mama el papel de las hormonas individuales es incierto. En modelos animales los niveles elevados de Prolactina se correlacionan con el desarrollado de cáncer de mama,  dato no demostrado en humanos.  También se han relacionado  los estrógenos sólos o asociados a  progestágenos presentes en anticonceptivos orales. Mientras estudios a corto plazo no han demostrado un aumento del riesgo de cáncer de mama con la ingesta de anticonceptivos orales, otros estudios sugieren que su utilización durante largos períodos de tiempo en mujeres jóvenes pueden incrementar el riesgo de cáncer de mama.

Dieta y hormonas : Una ingesta elevada en grasas  se asocia con un incremento de  secreción hormonal de los niveles de estrógenos y Prolactina. A su vez la obesidad se asocia con una mayor  producción adrenal androstendiona convertida en tejido adiposo en estrógenos. Esta fuente  de producción y conversión  continúa tras la menopausia. Las hormonas esteroideas promotoras tumorales son liposolubles, pudiendo acumularse a nivel del tejido mamario.

Cáncer de mama hereditario:  La agregación familiar en el cáncer de mama ocurre en el 18% de los casos, pero según análisis generacionales aproximadamente sólo el 5% puede considerarse verdaderamente familiar.  La mayoría de estos casos se deben a mutaciones en los genes BDRA-1 y BCRA-2. En al cáncer de mama familiar la enfermedad tiende a desarrollarse a una edad más precoz y tiende  a ser bilateral. Dichas mutaciones pueden asociarse al desarrollo de otros carcinomas como  el de colon, ovario ó útero, y a otros más raros como neoplasias cerebrales, leucemia, de glándulas suprarrenales y a sarcomas.( fundamentalmente las mutaciones  a nivel del gen p 53. La transmisión  familiar puede ocurrir tanto por la línea germinal materna como paterna, con una herencia autonómica dominante. En estas familias el riesgo vital de desarrollar un cáncer de mama es al menos  el 50%.

Dentro de los factores de historia de un paciente que aumentan la probabilidad de tener mutaciones a nivel del gen BCRA destaca:

1-Múltiples casos de desarrollo precoz de cáncer de mama en la familia.
2-Cáncer de ovario  con historia familiar de cáncer de mama o de ovario.
3-Cáncer de mama y de ovario en la misma mujer.
4-Cáncer de mama bilateral
5-Descendientes  judíos.
6-Cáncer de mama masculino.

Otros factores etiológicos implicados, en distintas líneas investigadoras  han relacionado el  cáncer de mama con el trabajo por turnos. Durante decenios se han hecho estudios que documentan los problemas del trabajo por turnos (perturbaciones del sueño, afecciones cardiovasculares, problemas gastrointestinales, cambios de humor, fatiga, dificultades en las relaciones sociales…)  Los datos actuales sugieren que hay un vínculo entre la exposición a la luz durante las horas de oscuridad y un aumento de la incidencia del cáncer, en especial del cáncer de mama. 
Davis et al (2001), al investigar el cáncer de mama en más de 800 mujeres de los EE.UU., constataron que el riesgo de cáncer de mama era un 60% más elevado en el grupo que trabajaba por la noche.  También hallaron pruebas de que el riesgo tendía a ser mayor cuantos más eran los años de trabajo en turnos de noche y mayor el número de horas semanales de trabajo. 
En los estudios europeos se llega a la misma conclusión.  En Dinamarca, Johnni Jansen (2001) investigó el cáncer de mama en más de 7.000 mujeres de edades comprendidas entre los 30 y los 54 años.  Concluyó que para las mujeres que trabajaban de noche durante al menos seis meses las posibilidades de padecer cáncer de mama eran un 50% mayores que para las mujeres que no trabajaban de noche, y que mayores eran las probabilidades cuanto más largos eran los periodos de trabajo nocturno.

Según la hipótesis de la melatonina, los niveles de ésta en plasma descienden rápidamente con la exposición a la luz y aumentan casi inmediatamente cuando una persona se halla en la oscuridad.  Pero se cree que la secreción de melatonina queda suprimida cuando se trabaja con luz artificial, como en los turnos de noche.  La disminución de la melatonina va asociada a un aumento de la secreción de estrógenos, y unos niveles elevados de estrógenos constituyen un factor de riesgo de cáncer de mama.  Las investigaciones realizadas con personas ciegas corroboran la hipótesis de la melatonina.  Se ha informado de que la mujeres totalmente ciegas tienen un riesgo de desarrollar cáncer de mama menor en un 50% al de las mujeres cuya visión es normal.  Según Shernhammer,  todavía es demasiado pronto para considerar que el trabajo nocturno es un carcinógeno de carácter laboral.