jueves, 20 de enero de 2011

Escuela de Espalda


INTRODUCCIÓN

En las últimas décadas se han realizado numerosos esfuerzos y no menos importantes inversiones en el estudio del dolor de espalda, sus posibles causas, los factores predisponentes y los cada vez más numerosos tratamientos.

La información que se da a los pacientes se considera un aspecto muy importante en la atención y el tratamiento del dolor lumbar. En la literatura científica se evidencia cómo el paciente que comprende su enfermedad, aumenta las posibilidades de recuperación. Muchos pacientes tienden a buscar la información en diversas fuentes, que en muchas ocasiones puede ser contradictoria y perjudicial, ya que les puede llevar a hacerse ideas erróneas sobre el dolor lumbar y sus consecuencias. Además se ha visto que un conocimiento erróneo puede favorecer la cronificación del dolor.

Muchos pacientes tienen que volver reiteradamente a la consulta médica, eso ha originado numerosos estudios que desde hace tiempo culminaron con la creación de lo que se conoce como “programa de educación para la salud de la espalda”.  Se han desarrollado diferentes métodos para formar a los pacientes, uno de los más prometedores y rentables son las llamadas “escuelas de espalda” (EE).

En la década de los años 70 el concepto de Back School (EE) fue popularizado en los EEUU por W. Harry Fahrni y presentado en la Academia Americana de Ortopédicos en 1978. También en Toronto (Canadá) durante la misma época se pusieron en marcha otras escuelas como The Canadian Back Education Units desde las que se difundía información de calidad a gran cantidad de pacientes. A partir de aquí, desde entonces, se han desarrollado técnicas de EE en todos los países desarrollados de Europa y América.


DEFINICIÓN

La EE es un método especial de enseñanza de prevención y auto-cuidado para pacientes con dolor de espalda. Se realiza por medio de una presentación o charla dirigida con precisión y en un lugar diseñado específicamente para ello. Está encaminada a potenciar la habilidad del paciente para cuidar por sí mismo de su espalda, enseñándole lo que hasta el momento se sabe sobre el dolor lumbar y sobre aquello que puede ser útil para mejorarlo, manejarlo y evitarlo.


OBJETIVOS  DE LA ESCUELA DE ESPALDA

Los principales objetivos de un programa de EE son los siguientes:

1.- Prevención: consiste en proporcionar información y educación acerca de los factores que predisponen al dolor de espalda. Así, el paciente puede cambiar su mecánica corporal (adoptando actitudes favorables en el cuidado de uno mismo) y hacer pequeñas variaciones en sus actividades cotidianas y en su propio entorno. Estos cambios pueden disminuir la probabilidad de presentar nuevos episodios de dolor de espalda.

2. Desmitificación: pretende que el paciente entienda qué es lo que le ocurre y por qué; para poder así enfocarlo desde su propia perspectiva, y no necesariamente desde el punto de vista del médico. Con ello se consigue disminuir el desconocimiento y, así, el miedo. Busca lograr que el paciente cambie la actitud hacia su dolor de espalda.

3. Manejo del dolor: el paciente debe dejar de ser un mero observador de su enfermedad, y empezar a desempeñar un papel proactivo. El paciente debe auto-responsabilizarse de su propia espalda.

4. Ahorro (entendido como disminución de la utilización de recursos sanitarios): al cumplirse los objetivos anteriores: siendo el paciente capaz de conocer su espalda, saber por qué le duele, qué cosas hacer para evitar, prevenir, desmitificar y manejar el dolor; obtendremos, como resultado, una disminución de los recursos hospitalarios: menos consultas médicas y menos pruebas complementarias, menos consumo de medicamentos y, en muchas ocasiones, disminución del tiempo de baja laboral.


METODOLOGÍA Y DESARROLLO DEL PROGRAMA DE EE

Cada grupo constará de un mínimo de 8 y un máximo de 10 pacientes con dolor dorsolumbar mecánico crónico. Deben reunir las características necesarias para comprender el programa, los contenidos del mismo y tener la posibilidad de realizar los ejercicios (capacidad intelectual suficiente para comprenderlos, tumbarse en el suelo, tolerar el decúbito o posición de tumbado, no presentar obesidad mórbida, ni déficits auditivos o visuales importantes, ni dolor agudo o signos ciáticos positivos, ni dolor cervical específico o síntomas asociados (braquialgia, mareos, cefalea), ni alteraciones psiquiátricas).